2.- Movimientos visibles de las estrellas, del Sol, de la Luna y de los planetas.
Si observamos el cielo estelar durante varias horas no es difícil advertir que la bóveda celeste gira levemente en su conjunto, con todos los astros que en ella se encuentran, alrededor de cierto eje imaginario que pasa a través del lugar de observación. Este movimiento de la bóveda celeste y de los astros se denomina movimiento diurno, la vuelta entera se efectúa en un día. Como resultado del movimiento diurno las estrellas y otros cuerpos celestes cambian continuamente de posición respecto a los lados del horizonte.
Si se observa el movimiento diario de las estrellas en el hemisferio boreal (norte), estando de cara hacia el sur, éste transcurre de izquierda a derecha, es decir, en el sentido de las agujas del reloj, salen desde el lado oriental (este) y se ponen en el lado occidental (oeste). Con esto cada estrella siempre sale en un mismo punto del lado oriental del horizonte y se pone siempre en un mismo punto del lado occidental. La altura máxima sobre el horizonte para cada estrella dada y para cada lugar del observación siempre es constante.
Si nos ponemos de cara hacia el lado norte del horizonte las observaciones demostrarán que unas estrellas seguirán saliendo y poniéndose de la misma manera, mientras que otras describirán círculos cerrados sobre el horizonte, girando alrededor de un punto común inmóvil. Este punto se denomina polo celeste norte.
La posición aproximada del polo celeste norte en el cielo se puede localizar por la posición de la estrella más brillante de la constelación de la Osa Menor. En las cartas estelares esta estrella se designa por la letra griega alfa y, por su proximidad al polo celeste norte, se llama estrella Polar.
El Sol y la Luna, al igual que las estrellas, salen en el lado oriental del horizonte y se ponen en el lado occidental. Pero, al observar la salida y la puesta de estos astros, se pueden notar que en los distintos días del año salen, a diferencia de las estrellas, en diferentes puntos del lado oriental del horizonte y se ponen también en diferentes puntos del lado occidental.
Así, a principios de invierno, el Sol sale en el sudeste y se pone en el sudoeste. Pero cada día los puntos de su salida y puesta se desplazan hacia el norte del horizonte. Con ello cada día el Sol a mediodía asciende sobre el horizonte más y más, el día se hace más largo y la noche más corta.
A comienzos de verano, habiendo alcanzado cierto limite en el nordeste y en el noroeste, los puntos de salida y puesta del Sol comienzan a desplazarse en dirección contraria, desde el lado norte hacia el lado sur. Con esto la altura del Sol a mediodía y la duración del día comienza a disminuir, mientras que la duración de la noche aumenta. Al alcanzar cierto limite a comienzos de invierno los puntos de salida y puesta del Sol de nuevo empiezan a desplazarse hacia el lado norte del cielo y todos los fenómenos descritos se repiten.
Mediante observaciones elementales y no muy largas es fácil advertir que la Luna no permanece todo el tiempo en una misma constelación, sino que pasa de una constelación a otra, desplazándose de oeste a este aproximadamente en 13º por día. Mudándose por 12 constelaciones la Luna recorre por el cielo un circulo completo en 27,32 días.
fotografía de la Luna realizada por la Agrupación Astronómica Perseo |
Observaciones más minuciosas y más largas demuestran que también el Sol, al igual ue la Luna, se desplaza por el cielo de oeste a este, pasando por las mismas 12 constelaciones. Sin embargo, la velocidad de su desplazamiento es considerablemente menor, cerca de 1º por día, y el Sol recorre todo el espacio en una año.
Las constelaciones por las que pasan las rutas del Sol y de la Luna se denomina zodiacales. Sus nombres son Piscis, Aries, Tauro, Geminis, Cancer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio y Acuario. En el hemisferio boreal, las primeras tres constelaciones el Sol las pasa en los meses primaverales, las tres siguientes las recorre en los meses de verano, transita tres constelaciones más en los meses otoñales u, por ultimo, atraviesa las tres constelaciones restantes en los meses de invierno. Aquellas constelaciones en las que se encuentra el Sol en el momento son inaccesibles a las observaciones y solamente se hacen visibles transcurrido aproximadamente medio año.
Ya en tiempos remotisimos, entre las estrellas de las constelaciones zodiacales, se advirtieron cinco astros que exteriormente se parecían mucho a las estrellas, pero que se distinguían de éstas por el hecho de que no conservan una misma posición en las constelaciones, "errando" por ellas igual que el Sol y la Luna. Estos cuerpos fueron denominados planetas, lo que significa "astros errantes". Los antiguos romanos dieron a los planetas los nombres de sus dioses: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
Los planetas se desplazan por las constelaciones zodiacales, la mayoría del tiempo, de oeste a este, pero una parte del espacio lo recorren también del este al oeste. El primer movimiento, es decir, el mismo que el del Sol y de la Luna, se llama directo, y el segundo movimiento, de este a oeste, se denominan movimiento retrógrado.
fotografía de Júpiter realizado por AAP. |
Ya en tiempos remotisimos, entre las estrellas de las constelaciones zodiacales, se advirtieron cinco astros que exteriormente se parecían mucho a las estrellas, pero que se distinguían de éstas por el hecho de que no conservan una misma posición en las constelaciones, "errando" por ellas igual que el Sol y la Luna. Estos cuerpos fueron denominados planetas, lo que significa "astros errantes". Los antiguos romanos dieron a los planetas los nombres de sus dioses: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
Los planetas se desplazan por las constelaciones zodiacales, la mayoría del tiempo, de oeste a este, pero una parte del espacio lo recorren también del este al oeste. El primer movimiento, es decir, el mismo que el del Sol y de la Luna, se llama directo, y el segundo movimiento, de este a oeste, se denominan movimiento retrógrado.