El Escorpión es una de las constelaciones más antiguas del firmamento y era conocida hace más de 5.000 años. En la mitologías griegas, El Escorpión se asocia casi universalmente con Orión. Orión era un poderoso cazador que se volvió tan engreído que finalmente se jactó de que podía dar muerte a todos y cada uno de los animales que había sobre la faz de la Tierra. Para hacerle frente, Gea envió a un escorpión a enfrentarse con él. Batallaron largo tiempo y cuando Orión finalmente se cansó y se durmió. el escorpión le picó y lo mató.
Desde entonces, Orión sale solo cuando el Escorpión se pone, y cuando sales el Escorpión, Orión huye tras el horizonte occidental.
Desde nuestras latitudes europeas (y lo mismo ocurre en Estados Unidos o el Japón) la roja estrella Antares preside solemnemente la zona del horizonte Sur durante las noches despejadas de verano. Antares es la estrella de primera magnitud más roja de todo el firmamento. Hoy se sabe que es un sol inmenso, de los mayores conocidos; tanto, que con su diámetro de 400 millones de kilómetros, englobaría a una buena parte de nuestro sistema solar; la órbita de la Tierra quedaría toda inmersa en la masa de Antares, y el mismo Júpiter rozaría su corona. Haría falta un rosario de trescientos soles como el nuestro, puestos en fila, para abarcar el diámetro de Antares. Otra comparación muy socorrida: si reducimos la Tierra al tamaño de un perdigón de escopeta, el Sol sería como un balón de fútbol y Antares superaría con creces la cúpula de San Pedro del Vaticano. Y aunque una estrella roja posee una luminosidad superficial bastante baja, es tan enorme, que en su conjunto resulta 3.400 veces más brillante que el Sol.
Vale la pena que, aunque sea por mero capricho, la enfoquemos con nuestro telescopio. Alfa de Escorpio, siempre a no mucha altura sobre el horizonte cuando la contemplamos desde nuestras latitudes, centellea intensamente, y su imagen roja parece despedir llamaradas. Sí forzamos los aumentos parece que tiene un satélite verde hacia la izquierda. No resulta del todo fácil advertirlo, por el centelleo de la gran estrella, pero resulta que Antares es doble. La secundaria, de la 5.4 magnitud, resultaría brillante si pudiéramos verla aislada, pero la cubre su gigantesca compañera. Dista de la principal 2"6 segundos de arco, y es de un azul suave que contrasta vivamente con el color rojo fuego de su primaria.
Pero la brillante Alfa del Escorpión no es sólo doble, sino variable, como es siempre probable que ocurra en el caso de una gigante roja. No es fácil advertir las oscilaciones de su luz, porque son muy lentas; su radio de brillo se evalúa entre las magnitudes 0,9 y 1,8, es decir, casi una unidad de magnitud completa. El período, de 1.733 días (cuatro años y nueve meses), nos explica en parte que las variaciones nos pasen casi inadvertidas, pues nuestra vista se va habituando poco a poco a ver Antares más o menos brillante, sin oscilaciones bruscas.
A medio camino entre Antares y la estrella beta de Escorpio, encontramos un cúmulo globular bastante brillante y fácilmente observable con cualquier instrumento. Es M 80 un llamativo disco gris-blanquecino, que tiene un diámetro de 3'5 minutos de arco y se encuentra a una distancia de 36.000 años-luz de nosotros.
Este cúmulo es famoso, porque en mayo de 1860 estalló una nova en su seno, que alcanzó la séptima magnitud: ¡tan brillante ella sola como el resto de las 50.000 estrellas del cúmulo!.
M 80 es un hermoso cúmulo globular, pero no resiste la comparación con M 4, otro cúmulo globular, muy fácil de encontrar a 1º 20' al WSW de Antares. Cuando lo introducimos en el campo del telescopio, descubrimos que es un objeto enorme entre los de su naturaleza, al que se le asignan una amplitud de 10' a 11'. Dos particularidades notamos enseguida en M 4: una es un saliente hacia el NE, que casi produce la sensación de un cúmulo satélite; otra, la famosa "barra" que atraviesa todo el cúmulo de N a S, como si fuera un "eje" de la enorme esfera. M 4 es uno de los cúmulos globulares más cercanos a nosotros, pues "sólo" dista unos 8.000 años-luz.
Vamos ahora con la amplia cola del Escorpión. Toda la región que se extiende al SE de Antares es una de las más hermosas del cielo, por sus riquísimo campos de estrellas, cúmulos y nebulosas. Conviene recorrerlo mediante un vistazo general con unos buenos prismáticos.
Cerca de las estrellas del aguijón del escorpión se halla la famosa pareja de cúmulos abiertos de M6 y M7.
M7 es una pequeña mancha bastante llamativa, conocida desde la antigüedad: incluso Tolomeo la catalogó. Con prismáticos se resuelven unas pocas estrellas, pero con un telescopio pequeño a baja potencia es un enorme y deslumbrante manchón de estrellas con un tamaño de unos dos diámetros lunares.
M6 se encuentra muy cerca y es solo algo más pequeño y tenue; se conoce como el cúmulo de la Mariposa porque sus estrellas más brillantes dibujan el contorno de una mariposa en reposo con las alas extendidas. Es un hermoso objeto en un telescopio de de baja potencia.