Fuente deslumbradora de luz, origen de casi todas las formas de energía existentes en la Tierra y elementos imprescindible para la vida en nuestro planeta, el Sol es una inmensa esfera incandescente, de 1.392.000 kilómetros de diámetro y un volumen 1.300.000 veces mayor que la Tierra, distante de nosotros 149.6 millones de kilómetros.
El Sol es una esfera incandescente de energía que transforma, mediante fusión el hidrógeno en helio con la presencia catalítica del carbono y el nitrógeno. Actualmente, hay en el Sol, cuatro veces más hidrógeno que helio, por lo cual y aun teniendo en cuenta que la reacción tiende a acelerarse, si nuestra gran estrella lleva ardiendo unos cinco mil millones de años, se calcula que aún tiene reservas para otros cinco mil millones más.
El Sol es, pues un gigantesco reactor termonuclear, cuya energía nos es indispensable, y que apenas sabemos aprovechar. El Sol es una estrella muy normal del tipo G que si brilla incomparablemente más que las otras, es porque solo dista de nosotros unos ocho minutos-luz, mientras que las demás están a varios o muchos años-luz.
El interior del Sol nos es conocido gracias a cálculos teóricos; se cree que su composición es bastante homogénea, y que la temperatura puede alcanzar en su centro de quince a veinte millones de grados centígrados; a partir de ese punto, va disminuyendo, y en la superficie (la fotosfera) es de unos 6.000 grados centígrados. En la superficie se desarrollan tremendas tempestades, que originan las falucas y las manchas solares.
Por encima de la fotosfera se halla la cromosfera, capa de gases enrarecidos, y todo el Sol queda envuelto en una bellísima nube brillante de átomos ionizados, la corona, que, por desgracia, no podemos ver por el propio deslumbramiento de la luz solar.Solo en un eclipse total resulta visible al ojo humano, constituyendo un gran espectáculo.