Un pedazo de una estrella de neutrones del tamaño de un terrón de azúcar contiene la misma masa que toda la población humana

Enana blanca comparada con el Sol

La mente humana tiene dificultades para imaginar las escalas astronómicas, sobre todo cuando se trata de objetos tan exóticos como las estrellas de neutrones, los quásares, los púlsares, las estrellas enanas blancas etc. Cuando una estrella llega al final de su vida y se consume, la potencia explosiva de la fusión nuclear deja de contrarrestar la atracción gravitatoria y la materia que queda colapsa bajo su propia gravedad.Las estrellas parecidas a nuestro Sol adquieren una gran densidad y se contraen hasta alcanzar un tamaño parecido al de la Tierra; el calor sigue siendo suficiente como para mantener un brillo tenue durante mil millones de años: se trata de las enanas blancas.
Las estrellas más masivas poseen una gravedad mayor y aplastan toda su masa en la forma de la materia más densa que existe; incluso los electrones se ven obligados a fusionarse con los protones, convirtiéndose en neutrones: por eso estos objetos reciben el nombre de estrellas de nueutrones.
Diagrama esquemático de un pulsar
 Las estrellas de neutrones que rotan a gran velocidad y emiten pulsos de radiación se conocen como púlsares, mientras que las estrellas de neutrones. Un quásar es un objeto no mucho mayor que una estrella que emite tanta radiación como una galaxia; se cree que los quásares podrían ser galaxias muy jóvenes que tiene agujeros negros muy masivos en su centro.
Si nuestro Sol se aplastara hasta adquirir la densidad de una estrella de neutrones, ocuparía el mismo volumen que el Everest.




Texto extraído de 100 analogías cientificas de Joel Levy.